Las calles indias se llenaron hoy del sonido de tambores, cantos, bailes y, sobre todo, de muchos colores para dar la bienvenida a la primavera con el festival hindú de Holi, la celebración más divertida y alocada del país. Con el deseo de conmemorar la llegada del buen tiempo y de ahuyentar a los malos espíritus, millones de indios de todas las edades se enzarzan en batallas de agua y se embadurnan con polvos rojos, verdes, azules, rosas y amarillos. "Es una fiesta de felicidad y esperanza ante la llegada de la época de la fertilidad", dijo Rohan, un vecino de Nueva Delhi de mediana edad, con el rostro pintado como un arco iris. El festival del color, que paraliza el país, se celebra la primera luna llena de marzo y sus orígenes se remontan a diferentes leyendas mitológicas hindúes. Una narración afirma que el rey de los demonios Jirania Kashipú trató de matar a su hijo Prajlad varias veces por su devoción al dios Vishnu, ya que había ordenado que solo él podía ser venerado en sus dominios. Ante sus frustrados intentos por matar a Prajlad, Kashipú ordenó a su hija Hólika, inmune al fuego, que entrara junto con su hermano en una hoguera para quemarlo. Pero la hija del rey ardería en la hoguera y Prajlad sobreviviría. La moraleja es la victoria del bien sobre el mal, hoy reconvertida en una terrenal y divertida celebración.
-Hoy en día, Holi simboliza un puente entre las brechas sociales dentro de la propia cultura hindú. Los hombres y las mujeres celebran juntos esta fiesta; los ricos y los pobres se salpican entre sí, del mismo modo que lo hacen los jóvenes y los mayores. Es la celebración de la verdadera unión-